Tauro: dar forma a lo valioso y hacerlo durar

El símbolo
El glifo de Tauro es un círculo con un arco abierto arriba: el cuerpo que contiene y los “cuernos” receptivos que perciben. Predominan las curvas (sensación, placer, contención). En dos trazos se comprime un mensaje antiguo: dar forma a lo tangible, sostener lo que vale, disfrutar sin apuro. No hay aristas: la influencia aquí pide ritmo estable, paciencia y un vínculo directo con los sentidos.
El mito
Tauro se enlaza con el toro blanco de la tradición grecolatina: la potencia serena que traslada, protege y fecunda. La fuerza no es estruendo; es presencia. Es la materia que se deja trabajar hasta volverse obra.
El sentido
Tauro es tierra fija: conserva, nutre, hace durar. Donde aparece en la carta, la vida pide construir valor (recursos, tiempo, afectos, oficios) y defenderlo con perseverancia. También señala el arte de disfrutar: comer mejor, dormir mejor, tocar lo real. El riesgo: aferrarse de más. La maestría: cuidar sin quedar preso.
Tauro como medida
En el zodíaco como sistema de medición, Tauro ocupa los grados 30°–60°: después del primer impulso (Aries), llega la fase que asienta. Se definen ritmo, textura y sostén; la rueda ya no “arranca”, persevera.
En tu carta
La influencia taurina marca el lugar donde conviene bajar a lo concreto: producir, ahorrar, templar la ansiedad, crear hábitos placenteros y sostenibles. Menos promesas, más hechos. Ahí la vida te premia cuando elegís la constancia.



