Leo: el signo del sol, la expresión y el liderazgo

El símbolo
El glifo de Leo se dibuja como un círculo con una curva que se despliega, evocando la melena del león, el sol radiante o una chispa que se expande. La recta del círculo (la materia, lo concreto) se une a la curva (lo emocional), mostrando el impulso vital que se irradia hacia afuera. Es el símbolo del brillo propio.
El mito
Leo es el león de Nemea, bestia indomable que Hércules vence en sus trabajos. Su piel era tan dura que ninguna espada podía herirlo: solo la fuerza y el coraje lograron doblegarlo. Desde entonces, el león es el arquetipo de la majestad, la nobleza y el poder. En astrología, Leo encarna esa fuerza heroica que se sabe centro y busca dejar huella.
El sentido
Leo es fuego fijo: no inicia (como Aries) ni se dispersa (como Sagitario), sino que sostiene la llama. Es la constancia del entusiasmo, la necesidad de crear y ser visto. Donde aparece Leo en la carta, marca el escenario donde buscamos aplausos, reconocimiento y orgullo. Su riesgo: caer en la vanidad o el autoritarismo. Su maestría: liderar con generosidad, brillar sin apagar a otros.
Leo como medida
En el zodíaco, ocupa los grados 120°–150°: tras la raíz de Cáncer, el cielo pide expansión creativa. Es la estación del verano pleno en el hemisferio norte, cuando el sol está en su máxima fuerza. El mensaje: manifestar la plenitud, dar lo mejor de uno mismo.
En tu carta
La influencia leonina señala dónde necesitamos autoafirmarnos. Es la zona donde buscamos ser protagonistas, desplegar la creatividad y sentir orgullo de lo que hacemos. Allí la vida se vive mejor con confianza, juego y expresión auténtica.



