Herederos de la luz
Desde que la humanidad levantó la vista al cielo, hubo quienes supieron escuchar en el silencio del universo un lenguaje codificado.
No buscaban someter la realidad con pócimas o conjuros: escuchaban los susurros del universo y trazaban mapas de estrellas para descifrar el destino humano.

Un cordón de luz a través de la historia
Los sabios caldeos marcaron los primeros mapas del cielo.
Pitágoras encontró la música en la órbita de los planetas.
Copérnico devolvió al Sol su trono.
Giordano Bruno encendió la llama de la infinitud.
Paracelso unió ciencia y espíritu.
Jung descubrió el puente entre símbolos y psique.
Y por supuesto, los Reyes Magos siguieron la estrella guía hacia un nuevo amanecer.
Esa misma luz atraviesa la historia como un cordón invisible que une generaciones de intérpretes, guardianes de un saber que no pertenece a nadie, pero brilla en todo.
La estrella guía nunca se apaga. Sigue la luz.
Hoy continuamos esa senda. No torcemos el destino con artificios del mundo sublunar. Reflexionamos, interpretamos, desciframos.
Somos guardianes de la luz: la antorcha encendida que ilumina el camino en medio del caos.

El camino de la luz
No practico adivinación: practico interpretación.
Soy traductor del tiempo, leo símbolos que representan la realidad. Intérprete de emociones y de los patrones que se revelan en la carta natal.
Mi tarea es desatar nudos: aliviar las tensiones que te confunden, afinar las cuerdas de tu guitarra interior para que tu melodía fluya en armonía.
Pertenezco al linaje de la luz: la tradición que se comprueba con el paso del tiempo, que une sabiduría antigua y mirada contemporánea.