Casa 7 en la carta natal: el encuentro con el otro
El inicio de un nuevo hemisferio
La Casa 7 marca un umbral: hasta aquí recorrimos las casas 1 a 6, las del hemisferio nocturno, que hablan de la construcción interna, de lo personal. Con la Casa 7 cruzamos a otra etapa: empieza el hemisferio diurno, el de lo social, el de las relaciones visibles. Es el momento en que dejamos la madriguera y volvemos a la superficie para encontrarnos cara a cara con otro ser humano.
Más que “la casa de la pareja”
A menudo se reduce esta casa a “la pareja”, pero la verdad es que abarca mucho más. La Casa 7 es el territorio de los acuerdos y de la convivencia. Sí, puede reflejar el matrimonio, pero también cualquier forma de vida compartida: desde los compañeros que alquilan un departamento juntos hasta los socios que se dan la mano para iniciar un proyecto.
El espejo de uno mismo
En la Casa 1 nos miramos a nosotros, en la Casa 7 nos encontramos con nuestro igual. Aquí está el espejo: lo que nos complementa, lo que nos equilibra, lo que nos confronta. Es el espacio donde descubrimos que para crecer necesitamos al otro, alguien que nos devuelva una imagen de quiénes somos y nos ponga a prueba en la convivencia y en el compromiso.
Cooperación y acuerdos
La Casa 7 es el ámbito de los contratos, de la firma que sella un vínculo y compromete a dos partes. Habla de sociedades, de pactos, de la capacidad de cooperar y sostener en conjunto un proyecto, un techo, una vida compartida. Es el recordatorio de que la vida en soledad puede ser posible, pero la vida en común es lo que nos hace humanos.



