Casa 4 en la carta natal: las raíces invisibles
La Casa 4 no es solo el hogar donde vivimos hoy. Es el territorio subterráneo de nuestra existencia, la raíz invisible que sostiene quiénes somos. Aquí habitan los ancestros, las memorias familiares, los relatos que viajaron de generación en generación hasta llegar a nosotros.
El legado de los ancestros
La Casa 4 guarda la historia de nuestros abuelos, bisabuelos y tatarabuelos, como un cofre enterrado bajo tierra. Es el folclore personal, la herencia cultural, las marcas emocionales que nos transmitieron incluso antes de nacer. No elegimos esa raíz: la recibimos como el ADN simbólico que nos define.
El suelo que sostiene la vida
Así como un árbol no crece sin raíces, ninguna vida puede desarrollarse sin esta base invisible. La Casa 4 es el suelo firme que nos conecta con un pasado que nos excede, pero que nos pertenece. Y aunque a veces queramos despegarnos de esa herencia, nunca dejamos de estar nutridos por ella.
El refugio interior
En lo cotidiano, la Casa 4 también es ese refugio íntimo al que volvemos cuando necesitamos silencio y protección. Pero más allá de la comodidad del hogar, su esencia está en recordarnos que cada vida tiene una historia previa. Reconocerla no significa quedarnos atados, sino asumir que somos el fruto de un linaje que sigue latiendo en nosotros.



